martes, 14 de febrero de 2012

La defensa del binominal: autoritarismo desde la academia


Carta al Director ,Diario el Mercurio
Profesor de derecho Marcos Jaramillo


¿Qué rol debe jugar la academia en las discusiones de política pública? Una carta al Director firmada por el profesor de derecho Marcos Jaramillo y publicada en El Mercurio del 11 de Octubre nos servirá de puerta de entrada a esta importante pregunta.
En ella, Jaramillo nos insta a “proteger al binominal” y el legado dela Constituciónde 1980 como garantías de mantención del orden y la estabilidad. Para ello saca a colación el ejemplo dela Constituciónde 1833, que en su opinión nos habría permitido ser la república latinoamericana “más organizada y próspera” en el siglo XIX. Pero el académico olvida que bajo la vigencia de dicha Constitución el país vivió tres guerras civiles (1851, 1859 y 1891) generadas precisamente como reacción al hiperpresidencialismo, la falta  de flexibilidad y las prácticas autoritarias que amparaba dicha carta fundamental.
Al mismo tiempo, el profesor Jaramillo nos insta a mirar a los países sajones como ejemplo político, dada su capacidad de generar alternancia entre dos coaliciones mayoritarias. Al parecer también olvida que los orígenes de nuestro sistema electoral son bastante menos glamorosos: No menciona que el sistema binominal fue ideado originalmente enla República Popularde Polonia, durante la dictadura del general Jaruzelski, con el fin de contener al movimiento opositor y sobrerepresentar al Partido Obrero Unificado en el parlamento. Si en lugar de ello hubiésemos adoptado un sistema uninominal siguiendo el ejemplo Británico,  la  UDI y Renovación Nacional se hubieran quedado prácticamente sin representación parlamentaria en las elecciones de 1989.
Tras los juicios del profesor Jaramillo se deja traslucir una admiración por los mecanismos contramayoritarios y una fuerte desconfianza ante la democracia, la misma que en nuestro pasado reciente llevó a algunos a defender la necesidad de una “democracia protegida”. Ante dichos planteamientos es necesario destacar que una Constitución que realmente garantiza el orden es aquella que permite reconocer las fuerzas y conflictos sociales vigentes y darles un cauce institucional de resolución. Sistemas como el binominal solo provocan una perpetuación del statu quo, aumentan la desconfianza de la ciudadanía hacia sus representantes y enajenan a la sociedad civil.
En términos más generales, la defensa hecha por Jaramillo del sistema binominal sorprende por su intenso carácter retórico, el que se da a expensas de la precisión conceptual. Declara qué es y qué no es prioritario para los chilenos, se asombra con las propuestas de quienes están movilizados, y concluye apuntando con el dedo a otros países que no estamos tan mal. En todo ese transcurso falta gravemente a las responsabilidades en las que incurre para con el público en su calidad de académico.
Por un lado, Jaramillo afirma que la reforma del sistema constitucional no es asunto “prioritario para la mayoría de la población”. Sorprende ver a un académico haciendo afirmaciones tan simples.La Independenciade Chile no era tampoco asunto prioritario para la mayoría de la población. Nunca lo ha sido tampoco el régimen de gobierno en cuanto expresión de la relación entre Presidente y Congreso. Así y todo, soberanía y régimen de gobierno son los ejes que definen a Chile como una unidad política. El punto es que la voz del soberano político se hace sentir de múltiples formas: no sólo a través de amplias mayorías y consensos, las cuales forman parte de la mitología con la que recubrimos nuestro cuerpo político, sino sobre todo a través de minorías movilizadas por una visión de lo justo. No olvidemos que en todo momento la clase política misma es también una minoría que puede incluso no contar con el respaldo mayoritario del resto de la población, como ocurre hoy en día.
Por otro lado, Jaramillo sostiene que los países anglosajones “nos enseñan” las virtudes del bipartidismo. La verdad es que resulta difícil entender qué quiere decir. Nueva Zelanda es un país anglosajón, y sin embargo optó hace no muchos años por adoptar un sistema de representación proporcional. En la actualidad, ocho partidos tienen representación en el Parlamento. ¿Es que Nueva Zelanda dejó de ser un país anglosajón? ¿Y Alemania, a la que cita también como ejemplo, no cuenta en lo que respecta a su sistema proporcional? Demás está decir que, aunque todos los países del mundo fueran bipartidistas, aún así podrían existir buenas razones para que Chile adoptara otro sistema.


En conclusión, la carta en comento revive la difícil problemática de cómo deben relacionarse academia y política. Weber ya buscó precavernos de los riesgos de que para ambas esferas surgen de dicha vinculación; pero él mismo, a través de sus escritos, comprobó cuánto pueden ganar ambas si los académicos emplean su claridad analítica para examinar los problemas de su día con rigurosidad y profundidad, sin renunciar a su particular concepción del mundo. Es de esperarse en consecuencia que de las opiniones públicas de nuestros profesores de Derecho surjan más análisis y menos exhortaciones.


Rúbricas para evaluar el debate:

1.- ¿Argumenta adecuadamente? 100%

2.- ¿Guía a la audiencia a través del proceso de razonamiento? 80%

3.- Ofrece una explicación clara de cada punto, y de la conexión entre ellos? 82%

4.- ¿Demuestra la credibilidad en sus argumentos?: 90%

5.- Título: 86%

6.- Introducción al debate: 78%

7.- Cuerpo del debate: 72%

8.- Conclusión al debate: 98%

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